Centro de escritura

Normativa para la escritura académica

Esta sección comprende diez puntos sobre Normas de Escritura para trabajos universitarios: Carátula, Títulos y subtítulos, Índice, Normas editoriales, Notas, Bibliografía y referencias bibliográficas: que constituyen el entorno del texto propiamente dicho, su exterior (su paratexto). Siguen a ellos Citas (el Epígrafe es una de sus formas), Marcadores de discurso y Puntuación, que se refieren más a la elaboración interna del texto.

Esta ayuda está destinada a quienes se encuentran en el proceso de escribir un texto (monografía, tesis, tesina, etc.), que así podrán incorporar estas pautas al ordenamiento y presentación de sus ideas. Pero también serán útiles a aquellos que, habiendo completado la escritura, se encuentran en la etapa de la revisión.

En la investigación que supone la escritura de un trabajo académico, la lectura de textos especializados tiene un papel fundamental. Esa frecuentación de textos nos lleva a interiorizar formatos; por ejemplo, que un texto, si es extenso, se subdivide en capítulos, que precisamos separar las ideas en párrafos, que debemos dar cuenta de los textos de otros que intervienen en nuestra reflexión y consignarlos en una bibliografía, etc. Pero la misión de una normativa académica es dar pautas precisas a ese formato, hacerlo, de alguna manera, consciente para el que escribe.

La ventaja de establecer un formato que tenga coherencia a lo largo del escrito es, sobre todo, facilitar su lectura. La producción de trabajos de posgrado –como la misma creación de nuevos estudios de posgrado– es creciente. Y si bien es difícil que lleguemos a establecer normas universales, un cierto conocimiento a priori de la organización del contenido de un texto allana mucho de las dificultades de su lectura. Toda la parte que llamamos el entorno del texto está en función de esa practicidad.

Pero también la lectura del contenido debe ser facilitada, y esa es la función de las partes que denominamos internas. Si las relaciones entre ideas, su secuencia lógica y argumentativa, están bien señaladas, conseguiremos un texto sin discontinuidades ni opacidades: un texto de lectura llana (y por tanto rápida). Por eso incluimos en los últimos puntos dos tipos de secuenciadores: los marcadores discursivos y los signos de puntuación, que también son verdaderos conectores.